miércoles, 8 de octubre de 2008

"Cuando el futuro me alcance..."

Normalmente no soy una persona que viva del pasado. Normalmente archivo las cosas, y me gusta mirar hacia adelante, pero por alguna razón estos últimos días he tenido muchos "flash backs".
Espero que esto no se vuelva una costumbre (hablar de pasado), por que si no este blog terminará siendo muy monótono, pero en verdad me nació escribir sobre "mi cajita"... así que aquí voy!

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A causa de una reparación telefónica en mi casa la semana pasada, mi cuarto quedó en un estado más desordenado y sucio de lo habitual. No es que sea yo muy extremista con esto de la limpieza y el orden, pero también es cierto que hay que tener límites, así que durante la mañana del sábado decidí que el desorden era un buen pretexto para limpiar y deshacerme de cosas que solo hacen bulto y que siguen aquí por pura costumbre.

No valdría mucho la pena describir la cantidad inexplicable y absurda de basura que saqué del rincón que elegí limpiar en esta ocasión, solo les diré que fue algo de verdad impresionante. Mientras sacaba cajas, cables y aparatos viejos, decidía uno a uno si volvería a guardarlos o era momento de deshacerme de ellos.

Cuando la evaluacion alcanzó una vieja caja de zapatos al fondo del clóset, no pude evitar pensar que sería interesante decidir sobre su estancia en mi habitación, pues la vieja caja vive en ese rincón desde hace más de 12 años. Su razón de ser: albergar objetos con algún valor sentimental para mí.

No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que eché algo a esa caja, pero vaya que ha pasado mucho tiempo desde que me tomé el tiempo para abrirla y tratar de recordar la historia de cada objeto en su interior.

Cuando tomé la caja vino a mi cabeza la frase de una canción de moenia que dice: “Dime si a un año de aquí, lo que hoy importa sigue ahí…”

La abrí y comencé a tomar objetos. Uno a uno revivían desde el fondo las sensaciones más extrañas mientras recordaba la circunstancia por la que había ido a parar a ese lugar. Un par de cajetillas de cigarro vacías, una de ellas con una leyenda en clave que ya no recuerdo qué significa, envolturas de regalos, dibujos, hojas de libreta rayadas con mensajes escritos a mitad de alguna clase, fotografías viejas, y negativos sin revelar de mi vieja y ahora difunta cámara nikon. La carta de un viejo amigo, un par de prendas de ropa, y decenas de objetos a simple vista sin sentido provocaban uno a uno que mi máquina del tiempo personal me transportara al presente de otros tiempos.

No acabo de explicarme cómo es que han pasado más de 12 años desde que comencé a echar recuerdos en esta caja, y menos me explico la sensación tan curiosa de observarlos y tocarlos.

El poder remontarme a esa edad, y recordar al adolescente lleno de ideales, planes y sueños, es algo que irremediablemente se vuelve terapéutico y a la vez perturbador. Si un adivino me hubiera dicho a los 15 años: “Terminarás una carrera, tendrás un trabajo y tu vida será “de esta manera””, seguramente habría salido corriendo a cortarme las venas (ya en otro tiempo les contaré sobre mi sueño frustrado de ser cantante!).
Sin embargo, el día de hoy que “el futuro” me ha alcanzado, puedo decir que me gusta mi vida, aunque no se parezca en nada a lo que me imaginaba en ese tiempo. Y debo reconocer que la frase de la canción de moenia tiene más sentido del que alguna vez pensé.

De todas las personas, sueños e ideales que mi memoria evoca al mirar y tocar cada objeto, encontré muy pocas que siguen de alguna forma presentes en mi vida; a pesar de mis traumas, mi llanto y mi frustración al perder a cualquiera de ellos, hoy ya no están. Son solo parte de una caja en el rincón del clóset, y un buen sentimiento en mi corazón.

Durante esos breves momentos que dediqué para viajar al pasado, recordé el amor por muchas personas a las que aún hoy sigo queriendo demasiado... Después de esa reflexión, lo decidí muy fácilmente: La caja se queda.

Creo que lo que sigue a continuacion es tener ideales, planes y más sueños aún. Luchar por ellos, y esperar a que “el futuro me alcance” nuevamente para ev aluar el saldo final de otro ciclo.

Seguiré echando objetos en esa caja hasta que deba conseguir una más grande, y si todo sale bien, tal vez la siguiente ocasión que se abra, recordaré el triple de cosas y viviré nuevamente; agradecido por una historia… ¡Mi historia!... La que me hizo quien soy hoy, y que se sigue escribiendo para saber quien seré mañana!...

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